Gana Premio Nobel el descubridor del VIH

* El virus es muy inteligente.
** Tiene muchos rostros: mujer, gay, niños, incapacitados.
*** Parece que no le teme a ninguna vacuna humana.


Juan Pablo García Vallejo

Ecatepec de Morelos, Méx. Octubre 7.- El lunes pasado la Real Academia de la Ciencia Sueca decidió otorgar el Premio Nobel de Medicina 2008 al descubridor del VIH, el doctor francés Luc Montagnier, y a su colaboradora la doctora Francoise Barre-Sinoussi, un reconocimiento largamente esperado y que muchos otros equipos de investigación deseaban con ansias conseguir.

Hacia fines de los años 70, en las ciudades de San Francisco, capital gay del plantea, y Nueva Cork, apareció el brote epidémico de una misteriosa, nueva y mortal enfermedad, a la cual se dio ciudadanía pública en 1981, por un acuerdo entre los responsables del CDC y la comunidad gay norteamericana de llamarlo Síndrome de Inmunodeficiencia Humana (SIDA), para evitar una ola de persecución hacia quien se sospechaba transmitiera la infección, gente pertenecientes a grupos marginales gays, toxicómanos, prostitutas y extranjeros.

Como antecedente de este nuevo tipo de enfermedad estaban las fiebres hemorrágicas como el Ebola, Malburg, Lassa y una epidemia de hepatitis en todos los Estados Unidos.

En esta primera etapa crítica de la epidemia se dieron los avances científico-médicos de una forma muy rápida; se determino el tipo de agente que causaba la enfermedad (un retrovirus); las rutas de transmisión (sexual, sanguínea, por riesgo de trabajo) y las formas de prevención (disminuyendo parejas sexuales, utilizando el condón, aceptando la abstinencia sexual y de consumo de drogas inyectables).

En Estados Unidos se fabricaron las pruebas de detección y los primeros medicamentos antirretrovirales. Además que pronto se supo que esta mortal enfermedad era de larga duración, es decir, la infección tarda años en manifestarse y que pasaría a ser una enfermedad crónica (cosa que se comprobó en 1996), no toda la medicina estaba derrotada por el virus.

El CDC descubrió al llamado Paciente Cero, un sobrecargo bastante guapo y seductor, que volaba de aquí para allá entre Estados Unidos y Canadá y que él solo había infectado a cerca de 300 de sus compañeros sexuales, aun sabiendo que estaba enfermo de la nueva infección. Les decía a sus pretendientes: “Es Kaposi (cáncer de la piel) y tú también puedes tenerlo”.

Para la comunidad gay del mundo entero la epidemia del SIDA representó el fin de la fiesta de la Revolución sexual, una nueva etapa en la cultura gay para organizarse y crear no solo organizaciones médicas de investigación como las que surgieron en Nueva Cork, sufrir inevitablemente la pérdida de toda una generación de jóvenes y el impacto estético y cultural inmediato. Pues de dibujar y pintar cuerpos esbeltos, bellos y jóvenes, los artistas pronto comenzaron a pintar cuerpos consumidos, llenos de manchas en la cara, sin pelo, con un color de piel poco común, ningún rastro de belleza y por supuesto sin inspiración de ningún tipo de deseo sexual. Las cosas cambiaron rápidamente.

Pero el SIDA de acuerdo a Luc Montagnier es una enfermedad de la modernidad, de los viajes transcontinentales en avión y de una mayor promiscuidad sexual entre parejas que muchas veces no saben ni el nombre con él o la que compartieron sus líquidos y secreciones sexuales más íntimos, pero que acaban produciendo la enfermedad.

Se había nombrado la enfermedad pero todavía el agente infeccioso no era identificado. Esto ocasionó una competencia bastante reñida entre los equipos científicos de los Estados Unidos y de Francia.

En Europa también comenzaron a ser reportados muchos casos de SIDA pero en Francia y gracias al azar, el equipo del doctor Montagnier logró cultivar el agente infeccioso extraído de un ganglio de un paciente y solo así pudieron descubrir al LAV, como ellos lo llamaron. Le envió un cultivo al doctor Robert Gallo, el experto en los dos únicos retrovirus existentes hasta ese momento. Y sorpresivamente éste se adjudicó el descubrimiento de HTLV-III como él lo llamo, porque los dos retrovirus descubiertos por él se llaman HTLV- I y HTLV-II.

Todo esto originó la Guerra de los virus, una competencia para ver cual de los dos equipos y países se quedaría con los derechos del descubrimiento. No es extraño que este tipo de rivalidades surjan entre científicos porque siempre, como en otras profesiones, alguien quiere la gloria aunque sea de forma tramposa, engañosa y cínica.

En uno de sus primeros artículos del doctor Montagnier que leí, y que tengo en mi biblioteca, dice que el VIH es un virus muy inteligente, no sólo porque es aficionado especial a un tipo particular de células humanas, las CD 4, responsables de defender al cuerpo humano de cualquier tipo de invasión, agresión o infección de un agente patógeno sea hongo, parasito, bacteria y virus, sino porque luego sale del cuerpo de la persona infectada y ésta descubre que el sistema inmunitario social está completamente en crisis. Que la medicina está en malas condiciones, que el Seguro Social, el ISSSTE o cualquiera no tienen recursos, que los médicos no están capacitados y además tienen miedo de infectarse al tratar a cualquier paciente, etc.

Los primeros pacientes vivieron la incomprensión, la satanización, el desprecio, la marginación, el rechazo de médicos, parejas, familias, despido de empleo, desalojo de viviendas, hostigamiento colectivo, respuestas sociales negativas que no han acabado; las padece todavía hoy en día cada nueva persona infectada.

Toda esta aventura médica y en defensa de la sobrevivencia de la especie humana, bastante irresponsable, pueden leerla en el libro del doctor Mirko Grmek Historia del SIDA (Editorial Siglo XXI), o en la monumental novela Y la banda siguió tocando del primer periodista dedicado de tiempo completo a cubrir todo lo relacionado con la epidemia del SIDA, el norteamericano Randy Shilts, publicada por Ediciones B.

Bastante curioso resultó que en 1979, en el México subdesarrollado hicieron una película sobre una epidemia, destacando la incapacidad del Estado mexicano y los médicos para controlarla y del gran miedo que tenían todos los mexicanos cinematografiados (¿Qué más se podía esperar!). Pero esto sólo fue una casualidad.

Ahora el VIH/SIDA no es una enfermedad misteriosa, nueva y mortal, sino una enfermedad crónica tratable para los pacientes que se han vuelto expertos en ella, porque para los pacientes que siguen siendo paternalistas y dependientes de los médicos siguen siendo un virus incontrolable.
Al SIDA ya se le des-dramatizo; no es el fin del mundo si alguien se infecta; se le des-medicalizó, es decir, no todo lo resuelve la medicina ni el autoritarismo médico; se le des-homosexualizó, ya que no se acusa a los homosexuales de ser el vector de infección pues esposas fieles se han infectado, madres abnegadas en vez de transmitir la vida con el embarazo transmiten la muerte de sus bebés, y des-estigmatizó al demostrarse que no hay razones para señalar, marginar, ni despreciar a los portadores.

No obstante, el VIH/SIDA ya pertenece a la especie humana por el resto de su existencia en el Planeta Tierra, porque se está muy lejos de controlarlo, contenerlo, eliminarlo y erradicarlo, como recomiendan en las clases de epidemiología. En el pizarrón todo está muy bien, No así en la realidad.

Y aún las nuevas generaciones de gays son más irresponsables y se han convertido en caza virus, pero eso sí viven la vida del Pink Marquet a todo lo que dan, pero un simple virus los está matando.

Finalmente cabe recordar que Luc Montagnier ha visitado varias veces nuestro país para hablar de sus investigaciones y del estado del arte de la epidemia del SIDA en el mundo. Y desde aquí le mandamos nuestro reconocimiento y felicitaciones por el premio nobel.

El SIDA ha matado ya a millones de gentes (el mismo ONUSIDA no sabe cuantos) y los seguirá matando en todos los continentes. Por ejemplo, en África hay escuelas solas, sin alumnos y sin maestros (¡sin necesidad de Paros Nacionales o huelga alguna¡), pero con los actuales medicamentos trabajadores que perdieron capacidades físicas pueden volver a reintegrarse a su lugar de trabajo u otra actividad que puedan hacer.

En pocos lugares se da información y se respeta a los trabajadores seropositivos por ello, éstos se cuentan con las manos de los dedos. ¡En el Estado de México en 20 años no he visto ninguna campaña de prevención¡

La mejor manera de evitar el VIH es protegiéndonos, porque ni aún con medicinas antirretrovirales, dizque gratis, esto ayuda a la calidad y tiempo de vida de los enfermos, pues otras infecciones oportunistas se chupan sus escasos recursos económicos.

Y para los cientos de miles de principiantes les recomiendo el libro de Raymond Daudel y Luc Montagnier, El SIDA, publicado por Editorial Siglo XXI, en su colección Mosaicos; a fuerzas que aprenderán algo.

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